Natalia Fernández Catalá (1º Bach. C)
Un firmamento de astros acendrado,
allí es que, con melancolía innata,´
la Oscuridad entona su sonata
en un instante eterno, no acabado.
El corazón ojienjuto y drenado,
de la más piadosa nefelibata,
ni lágrima ni latido desata,
que por daño o primor no es perturbado.
Mas rasgando el silencio escalofriante,
desgarrando con atroz llanto el suelo,
una joven a la Noche sorprende.
Su gemido, roto y agonizante,
ensangrienta la aurora con su duelo
y en el horizonte una estrella prende.