MARCOS BANDÍN, 4º A
La
inmigración es uno de los temas que está en boca de todos últimamente, ya sea mostrando
opiniones en contra o a favor. Pero, ¿por qué?
Se
trata de un tema muy delicado, ya que implica conflictos entre razas, países, culturas...
Cuando
la gente se ve obligada a huir de su país, estamos ante el síntoma de un grave
problema. Imaginad cómo debe ser vivir allí para querer lanzarse a viajar y
venir nuestra tierra. En algunos países africanos existen mafias que trafican
con personas. Aprovechan la necesidad y la desesperación de los demás para
ganar dinero suciamente:
|
María Santamarina, 2º ESO A |
Les
piden una cantidad de dinero, que, en ocasiones, puede superar los 600 euros
(dinero que habrán ahorrado durante años), a cambio de la posibilidad de subir
en una barca con la huir hacia algún país europeo. No dudan en meter a ochenta personas
en una lancha preparada para treinta, y, por si fuera poco, les engañan
diciéndoles que les dan combustible para llegar a la costa, aunque la realidad
es que, si necesitan por ejemplo cien litros para todo el trayecto, tan sólo
les llenan veinte. Es así como muchos mueren ahogados en medio del Mediterráneo;
algunos, con mucha suerte, son rescatados. Cuando una de estas dos cosas
ocurre, los de las mafias van hasta donde se haya quedado la barca, recogen el
motor y vuelven a repetir el proceso.
Lo
más trágico de la situación es que no es la peor posible. Si, con suerte,
llegan a la costa europea, lo más probable es que no les dejen entrar y/o les
envíen de vuelta a sus países. Lo más probable es que los militares o
guardacostas solo acojan a los que presentan un estado físico alarmante, a las
mujeres embarazadas y a los niños.
Si
ya es difícil y muy poco probable que alguien haya conseguido entrar en calidad
de refugiado, ya os imagináis el problema que viene después. Ahora se
encuentran en un país desconocido, sin ayuda, sin papeles, sin saber el idioma…
¿Por
qué es tan difícil aceptar a alguien que tan sólo huye de su cruel y dura
situación? Cuando ellos intentan venir hacía aquí, ven Europa como un mundo de
oportunidades en el que poder vivir y vamos nosotros y les rechazamos. ¿Por
qué? ¿Por venir e intentar entrar de forma ilegal? Pensad cómo debían estar para
tener que recurrir a una aventura tan arriesgada.
Podemos
intentar plantearlo de otro modo. Imaginemos que nosotros estamos cómodamente
en nuestra casa y unos extraños intentan colarse en nuestro jardín. Alguien intenta
saltar la valla; alguien en pésimas condiciones, que viene de ver lo peor y
solo busca un lugar mejor, ¿le dejarías o le echarías a la calle a patadas?
Plantear
el problema desde este punto de vista no es precisamente agradable, claro. Pero
ahora ponte en su lugar. La situación que vive tu país es insostenible; has
tenido que recurrir a la peor forma, pero la única que tienes, de huir de allí;
casi mueres en el mar, casi te matan al llegar, y ahora solo intentas entrar y
poder sobrevivir, pero nadie está dispuesto a ayudarte. Te cierran todas las
puertas. Y, claro, tú te preguntas por qué no te dan la oportunidad, si tú solo
quieres conseguir una nueva vida; por qué ese egoísmo, si ellos no han sufrido
ni la mitad de penas que tú.
¿A
que ahora si nos gustaría que os dejasen entrar?
En
mi opinión, y ya para acabar, ninguna ideología, religión o pensamiento
político deberían estar por encima de una vida humana, y eso es lo que está
ocurriendo: Ignoramos todo lo que pasa ahí fuera, sin mostrar ningún tipo de
empatía. Olvidamos que, antes de nada, deberíamos ser más humanos.
|
Alberto Fernández, 2º ESO D |