Rincón literario

del IES Las Encinas

27 de septiembre de 2021

Destacados relatos literarios de los alumnos de nuestro Instituto

Os presento un relato corto elaborado en clase por Alicia Pérez Hidalgo (1º Bach. A) que tiene como motivo el miedo. No es un cuento de terror, ni asusta; es sobre el miedo, miedo a algo o a alguien, y su superación. Un bello y entretenido relato que deja muy alto el listón artístico de este rincón literario. Espero que también os guste. 


 Miedo al pasado 

(de Alicia Pérez Hidalgo, 1ºBach. A)

Sofía se encontraba en su apartamento. Llevaba más de tres horas trabajando en su escritorio. Le había tocado uno de los casos más difíciles de su vida y no podía parar de pensar en todos los datos, fechas y nombres. Si ganaba este juicio, su bufete la ascendería a una posición mucho más alta. Aunque era una de las directoras de la firma, ella quería seguir subiendo de puesto para poder superarse a sí misma, pero también por el dinero que ganaría. 

Sofí tuvo una infancia un tanto complicada; su padre la abandonó cuando tenía dos años y su madre se mataba a trabajar para poder tener un lugar donde vivir, pero cuando llegaba a casa lo primero que hacía era ponerse una copa de vino para relajarse un poco y dejar de pensar en todo. Este capricho se convirtió en adicción y Sofía era la que tenía que aguantar el comportamiento tan irresponsable de su madre. Debido a las circunstancias, Sofía fue formando una personalidad poco apacible: arrogante, creída, manipuladora, siempre iba con aire de superioridad. Su éxito como abogada no ayudó a que estos rasgos tan desagradables se fuesen disipando, al contrario, cada vez que subía de puesto en su bufete se volvía más fría y exigente con sus compañeros. 

El caso que le habían asignado esta vez se le estaba cruzando y no podía jugarse la derrota  porque podrían llegar a despedirla y le estresaba la idea de volver a encontrarse sin trabajo y volver a caer en la situación de miseria que había vivido con su madre en su adolescencia.

El día del juicio había llegado y ella lo había preparado a la perfección. Cuando entró en el juzgado, nada más entrar le dio un vuelco al  corazón al ver a Esther García, la única abogada a la que era incapaz de ganar. Habían estudiado juntas y fueron muy buenas amigas, incluso Sofía le contó su traumática experiencia de pobreza con su madre. Sofía y Esther tuvieron una gran discusión porque las dos se habían presentado en un bufete para las prácticas y sólo admitieron a Sofía; Esther no pudo con la envidia y culpó a Sofía de que había presentado su currículum porque ella había tenido una buena infancia repleta de logros y experiencias. A Sofía le partió el corazón lo que había dicho su amiga, pero lo que más la destrozó fue que había usado su época tan negra en su contra. Estuvieron a punto de echar a  Sofía de las prácticas, pero explicó todo lo que había ocurrido con su compañera y le concedieron una oportunidad.                                                                                                                                           

Se quedó paralizada durante unos segundos, recordando todo lo que había sucedido con su rival. Empezó a temblar, respiraba cada vez más fuerte y sentía el corazón en todo su cuerpo palpitando como si fuese a explotar. Respiró profundamente un par de veces y, cuando ya estaba calmada, fue a saludar a la gente implicada en el caso. Llegó la hora de saludar a su excompañera, no iba  dejar que la hundiera y con la cabeza bien alta, su típico aire de superioridad y un poco de confianza en sí misma fue a saludarla cordialmente. Intercambiaron unas cuantas palabras por cortesía, Sofía podía sentir la envidia de Esther, ella conocía tan bien que sabía perfectamente cómo se sentía. 

Comenzó  el proceso y, a medida que avanzaba, Esther iba deshaciendo todos los planes e ideas que Sofía había preparado. El terror empezó a inundar su mente. Los flashbacks de su infancia le estaban impidiendo pensar con claridad; los ritos, golpes e insultos era lo único en lo que podía centrarse. Convertirse en su madre y volver a preocuparse por su situación económica la aterraba y este miedo la motivó para ponerse a la defensiva y derrotar a Esther.

Poco a poco fue argumentando la defensa de su cliente y sentía como estaba pisoteando a su rival. El juicio acabó y Sofía consiguió la libertad de su cliente. Se sentía poderosa y se había dado cuenta de que no había sido ella la que había ganado sino que había sido su miedo. Este fue el que la impulsó a defender, con argumentos elaborados y completos, a su cliente.

Estaba orgullosa de sí misma, notaba como se había quitado un peso de encima y lo había ganado en autoestima.

****************************************************************