ROCÍO NIETO, 4º ESO A
Ser
profesor no tiene que ser nada fácil. Aguantar malas caras, tener que estar
siempre de buen humor para dar ejemplo, sacrificarse muchas veces por
compañeros o alumnos… En fin, no me parece un trabajo sencillo… Si yo lo fuera:
“Me
despierto por la mañana, como siempre, con prisas. Me preparo y desayuno. Salgo
rápido de casa, que ya llego tarde al instituto. La primera hora la tengo con
los de 1º, que ¡madre mía, cómo me tienen! ¡Parece que no saben comportarse!
Uno empieza faltándome al respeto y eso es algo que yo no permito, así que ya,
desde primera hora, ando mandando notas a casa con la agenda.
La
segunda y tercera hora resultan de lo más normales. En el recreo tengo
problemas con un compañero que, al parecer, había cogido mis exámenes de la
fotocopiadora porque, según él, se había confundido. Después, a cuarta, tenía
clase con mis alumnos de Bachillerato, “los pequeños”, a los que tengo tanto
cariño. Les entrego los exámenes. Con algunos resultados, por cierto, estaba
muy contenta, sobre todo con Álvaro, que me había hecho un examen “de 10”.
A
quinta hora, y ya la última afortunadamente, tenía con los de 3º, para los que
había preparado un examen sorpresa. Ante el asombro general y las malas caras,
intento reaccionar bien y con corrección, aunque ellos ya saben que siempre les
digo que quejarse es un feo vicio y la profesora es, al fin y al cabo, quien
dirige y decide.
Termino
mi jornada lectiva; llego a casa, me encargo de los peques y, rápidamente, me
pongo a corregir exámenes y a prepararme las clases del siguiente día. Al
terminar, ya para las 8 de la noche, me siento agotada.
Esta
es mi rutina diaria, en el mejor de los casos, si no me han surgido muchos
problemas. Como veis, una vida un poco ajetreada y estresante, aunque yo no
digo que todo en ella sea negativo, que parece que lo estoy pintando todo muy
negro, cuando no lo es.
Estoy
orgullosa de mis alumnos y más cuando se comportan como deben y sacan buenas
notas. Me siento bien conmigo misma por cómo estoy haciendo mi trabajo, pero
también por ellos, porque su esfuerzo, finalmente, tendrá su recompensa.