Rincón literario

del IES Las Encinas

13 de enero de 2017

Profesor por un día

ROCÍO NIETO, 4º ESO A

Ser profesor no tiene que ser nada fácil. Aguantar malas caras, tener que estar siempre de buen humor para dar ejemplo, sacrificarse muchas veces por compañeros o alumnos… En fin, no me parece un trabajo sencillo… Si yo lo fuera:
“Me despierto por la mañana, como siempre, con prisas. Me preparo y desayuno. Salgo rápido de casa, que ya llego tarde al instituto. La primera hora la tengo con los de 1º, que ¡madre mía, cómo me tienen! ¡Parece que no saben comportarse! Uno empieza faltándome al respeto y eso es algo que yo no permito, así que ya, desde primera hora, ando mandando notas a casa con la agenda.
La segunda y tercera hora resultan de lo más normales. En el recreo tengo problemas con un compañero que, al parecer, había cogido mis exámenes de la fotocopiadora porque, según él, se había confundido. Después, a cuarta, tenía clase con mis alumnos de Bachillerato, “los pequeños”, a los que tengo tanto cariño. Les entrego los exámenes. Con algunos resultados, por cierto, estaba muy contenta, sobre todo con Álvaro, que me había hecho un examen “de 10”.
A quinta hora, y ya la última afortunadamente, tenía con los de 3º, para los que había preparado un examen sorpresa. Ante el asombro general y las malas caras, intento reaccionar bien y con corrección, aunque ellos ya saben que siempre les digo que quejarse es un feo vicio y la profesora es, al fin y al cabo, quien dirige y decide.
Termino mi jornada lectiva; llego a casa, me encargo de los peques y, rápidamente, me pongo a corregir exámenes y a prepararme las clases del siguiente día. Al terminar, ya para las 8 de la noche, me siento agotada.
Esta es mi rutina diaria, en el mejor de los casos, si no me han surgido muchos problemas. Como veis, una vida un poco ajetreada y estresante, aunque yo no digo que todo en ella sea negativo, que parece que lo estoy pintando todo muy negro, cuando no lo es.
Estoy orgullosa de mis alumnos y más cuando se comportan como deben y sacan buenas notas. Me siento bien conmigo misma por cómo estoy haciendo mi trabajo, pero también por ellos, porque su esfuerzo, finalmente, tendrá su recompensa.

Yo no os digo que ser profesor sea uno de los peores trabajos ni mucho menos, simplemente opino que no es sencillo, requiere mucha dedicación y no está muy bien reconocido”.