La celebración
(Carlos Fernández Romera - 1ºA Bachillerato)
Una foto, una simple foto
guardada en la mesilla de noche había puesto punto final a cuarenta años de
feliz matrimonio, justo el día en que Gabriel cumplía años y no supo en ese
momento qué consecuencias tendría hasta que horas después de ese descubrimiento
y frente a la tarta de cumpleaños repleta de velas Matilde habría de recordar
aquella frase tan manida sobre las vueltas que da la vida…
En ese instante escuchó
el timbre de la puerta, abrió con un efusivo “bienvenidos” al ver a sus
suegros. “¿Dónde está mi chiquitín?” fueron las primeras palabras de la madre
de Gabriel. “¿Queréis tomar algo?” exclamó mientras se sentaban en el salón que
habían pintado recientemente. Una vez servidas las copas y brindando a la salud
del homenajeado: “Gabriel ya está aquí” dijo Matilde muy serena simulando un
entusiasmo tan falso como su sonrisa y destapando la bandeja con gesto
triunfal. Eso fue lo último que contempló su suegro antes de que su corazón
dejase de latir. La cabeza de Gabriel, perfectamente horneada, parecía querer
gritar; una manzana tapaba su boca. Su suegra tardó un instante en atravesar la
frontera que separa la realidad de la locura. Mientras Matilde cantaba el
cumpleaños feliz, se introducía la pistola en la boca borrando su estúpida
sonrisa y conservando en su pupila el rostro de Gabriel para siempre.